Luz...
Cuando mis lágrimas te alcancen
la función de mis ojos
ya no será llorar,
sino ver. - Leon Felipe
A veces, en esos momentos en que no hay nada que hacer, o no quiero hacer lo que tengo que hacer, me pongo a hacer figuras de origami, por lo general las más sencillas. Me ayuda a desestresarme y créanme, es una buena forma de matar el tiempo, empiezas a las 2 y cuando vuelves a ver el reloj son las 3 y aun no te sale bien. Y puede llegar a ser muy desesperante (¿entonces cómo es que me desestresa? hmmm) Y es hacer intento, tras intento, tras intento hasta que logras un resultado aceptable. Sin mencionar que conseguir papel especial de origami es dificil (en especial ese tal washi paper), así que algunas cosas son doblemente difíciles de hacer :(
En uno de mis momentos filosóficos en los que me invento analogías locas llegué a la conclusión de que la vida se trata de hacer origami. Se nos han dado hojas infinitas, así como oportunidades infinitas en la vida; puede que no esté en nuestras manos elegir el color o el tamaño, pero se nos han dado para que hagamos con ellas lo que queramos. Según los dobleces que realicemos, podremos crear las más impresionantes figuras, que si las pudiéramos ver, sería difícil creer que es una simple hoja. Pero como todo, no será fácil y puede que no salga bien la primera, tendremos que hacer intento, tras intento, tras intento, para que nuestra figura sea lo mejor que puede ser, ¡pero no hay que preocuparse! Para eso tenemos hojas ilimitadas, no importa si echamos a perder una, siempre llegará otra nueva a nuestras manos para que tratemos otra vez. Justo como pasa en la vida, siempre concediéndonos un segundo intento, una oportunidad de empezar de nuevo. La clave está en tener paciencia y sobre todo...en no dejarse vencer. No elijas el camino fácil, no hagas bolas de papel.
Esas piezas de origami serán la muestra de nuestro paso por el mundo, para que cuando dejemos este lugar terrenal se quede un pedacito de nosotros que hable por nosotros.
A veces, en esos momentos en que no hay nada que hacer, o no quiero hacer lo que tengo que hacer, me pongo a hacer figuras de origami, por lo general las más sencillas. Me ayuda a desestresarme y créanme, es una buena forma de matar el tiempo, empiezas a las 2 y cuando vuelves a ver el reloj son las 3 y aun no te sale bien. Y puede llegar a ser muy desesperante (¿entonces cómo es que me desestresa? hmmm) Y es hacer intento, tras intento, tras intento hasta que logras un resultado aceptable. Sin mencionar que conseguir papel especial de origami es dificil (en especial ese tal washi paper), así que algunas cosas son doblemente difíciles de hacer :(
En uno de mis momentos filosóficos en los que me invento analogías locas llegué a la conclusión de que la vida se trata de hacer origami. Se nos han dado hojas infinitas, así como oportunidades infinitas en la vida; puede que no esté en nuestras manos elegir el color o el tamaño, pero se nos han dado para que hagamos con ellas lo que queramos. Según los dobleces que realicemos, podremos crear las más impresionantes figuras, que si las pudiéramos ver, sería difícil creer que es una simple hoja. Pero como todo, no será fácil y puede que no salga bien la primera, tendremos que hacer intento, tras intento, tras intento, para que nuestra figura sea lo mejor que puede ser, ¡pero no hay que preocuparse! Para eso tenemos hojas ilimitadas, no importa si echamos a perder una, siempre llegará otra nueva a nuestras manos para que tratemos otra vez. Justo como pasa en la vida, siempre concediéndonos un segundo intento, una oportunidad de empezar de nuevo. La clave está en tener paciencia y sobre todo...en no dejarse vencer. No elijas el camino fácil, no hagas bolas de papel.
Esas piezas de origami serán la muestra de nuestro paso por el mundo, para que cuando dejemos este lugar terrenal se quede un pedacito de nosotros que hable por nosotros.
¿Qué estás haciendo con tus hojas, objetos de colección o bolas de papel?
Yo...aún sigo en los dobleces.
Yo...aún sigo en los dobleces.
