domingo, 12 de octubre de 2014

Hermanos...en lo bueno y en lo malo

El pasado 6 de enero de 2014, en la comida de Día de Reyes de mi familia paterna, sentada en la cabecera de la mesa, con mis hermanos a cada lado, hice una pregunta que surgió al azar... ¿qué se siente tener hermanitos? Al ser la menor, no lo sé, así que pensé que ellos me podrían decir. La verdad no recuerdo qué respondieron, pero no fue lo que esperaba. Luego ellos me preguntaron qué se siente tener una sobrina casi hermana menor y yo les contesté que mucha felicidad. Hubo risas, risas por todos lados, porque mi respuesta fue lo primero que se me ocurrió (y, siendo sincera, lo que me hubiera gustado escuchar de mis hermanos sobre mí) pero cuando lo pensé con calma en los días siguientes, mientras veía a mi hermosa sobrina, en verdad siento mucha felicidad. La he visto crecer,  volverse  una niña; recuerdo cuando era mi pequeña Natilla con cabello rizado y cachetes prominentes, y es un sentimiento agridulce notar el paso del tiempo cada vez que la veo transformada en una adolescente y en la mente sabia y madura en un cuerpo cada vez más alto. Siento felicidad porque en el transcurso de los años la he visto aprender y a veces he podido ser su maestra, y es de las mejores cosas que he tenido oportunidad de hacer; también me ha enseñado más de lo que puedo imaginar. Veo el reflejo de personas que quiero en su mirada, me impresiona su forma de pensar, de expresarse, y me llena de orgullo siempre. Cargarla mientras aún puedo,  abrazarla fuerte…Siento mucha felicidad.
Pero bueno, después de todo no es mi hermanita, así que mi pregunta sigue sin respuesta. Lo que sí puedo responder es qué se siente tener hermanos mayores, y para mi buena suerte, tengo hermano y hermana. Cuando ellos me lo preguntaron les contesté que mucha felicidad (xD) y después quise extender mi respuesta contándoles que siento como si ellos me cubrieran de la lluvia y del viento, son mi techo en los días huracanados. Han recorrido más caminos que yo y he andado por algunos ya pisados por ellos, me han ayudado a saber cual ruta no tomar. Siempre me orientan y me han enseñado lo que es la verdadera hermandad. Con nadie peleo como con ellos y con nadie me contento como con ellos. El cariño que siento al verlos o con el simple hecho de sentir su presencia, que desprende un halo tranquilizador me llena de paz. Me han enseñado a compartir, a defenderme, a perdonar, a trabajar en equipo, a ser tolerante, a reírme de mi misma (y a tomar con humor las burlas), me ayudan a soñar pero mantienen mis pies en la tierra. Nada se compara a la complicidad que existe entre hermanos; ellos me entienden, a veces, con una simple mirada. Con cada uno comparto cosas, gustos, hobbies, recuerdos, que no podría ni querría compartir con nadie más. Y a pesar de los contratiempos y discrepancias, nos hemos mantenido unidos y logrado levantar.
Tal vez no es correcto decir que siento mucha felicidad, porque es otra de las tantas cosas donde las palabras se quedan cortas.


1 comentario:

  1. Me dejas simplemente sin palabras y con un nudo en la garganta, eres sorpréndete y sin lugar a dudas la mejor hermana que puedo tener, bueno los 2 son los mejores hermanos del mundo mundial y si volviera a nacer los volvería a elegir o bueno gracias x elegirme y a mis papas gracias x darme a los mejores hermanos te amo
    Ana

    ResponderEliminar

Deja que tu mente hable.